Crater Corona del Inca en La Rioja
A más de 5500 metros sobre el nivel del mar, el cráter Corona del Inca contiene un lago de aguas color azul zafiro de 2 kilómetros de largo por 1 de ancho. Una. expedición de máxima dificultad por la cordillera riojana, sorteando encrucijadas de piedras y ríos de arena volcánica.
Parque del Talampaya
El parque nacional Talampaya es una reserva natural y uno de los siete "Patrimonios de la Humanidad" declarados por la Unesco en Argentina. Se encuentra ubicado en el centro-oeste de la provincia de La Rioja.
Fiesta de La Chaya
Panoramica de Fiesta de La Chaya.
Sergio galleguillo
El cantante Riojano en el festival de La Chaya.
Iglesia Catedral
El edificio es obra del genovés Juan Bautista Arnaldi, uno de los principales arquitectos italianos que trabajó en Argentina, interviniendo en las catedrales de Paraná (1883-1886); Rosario (1887-1889) y Santa Fe (iniciada en 1896) además de las iglesias de Santo Domingo en Santa Fe y La Paz en Entre Ríos.
viernes, 2 de agosto de 2013
La Chaya
miércoles, 31 de julio de 2013
El Tinkunaco
Fiesta del Tinkunaco, La Rioja.
Una ceremonia rememorando la paz entre los Diaguitas y los españoles que
ya lleva más de 300 años realizándose.
El Tinkunaco, voz quechua, que significa encuentro, fusión o mezcla, es
la fiesta que se celebra en la ciudad de La Rioja entre el 31 de diciembre y el
3 de enero.
En esta fiesta, los riojanos reviven los acontecimientos sucedidos en la
Pascua de 1593: cuando los diaguitas, agobiados por insufribles tratamientos
impartidos por los españoles, no soportaron más su trato y resolvieron atacar
la ciudad.
Las armas apostadas en el fuerte de Las Padercitas fueron insuficientes
para resistir el ataque de más de 9000 pobladores originarios conducidos por 45
caciques de otros tantos poblados.
Según cuenta la historia, ante esta situación los españoles recurrieron
a los oficios de San Francisco Solano, quién logró restablecer la paz yendo al
encuentro de los aborígenes mientras tocaba su violín y, llevaba una imagen del
niño Jesús. A partir de entonces, la imagen fue conocida como la imagen del
Niño Alcalde.
Los padres Jesuitas tuvieron la ocurrencia de realizar una ceremonia
religiosa que recordara estos hechos cada 31 de diciembre, a las 12 horas, día
en que era costumbre cambiar las autoridades españolas del lugar.
El día 31, una procesión sale desde el templo de San Francisco de Asís
integrada por los AILLIS (cofradía en que se organizaron los diaguitas), devotos
del Niño Alcalde (Jesús Niño), que portan su imagen en la procesión.
Los AILLIS (voz quechua que significa triunfo, victoria) llevan una
especie de escapulario que les cubre el pecho y parte de la espalda, adornado
con dijes y espejitos y en la frente, una vincha de la que penden hacia atrás
cintas coloradas.
Los preside el Inca (cargo renovado hereditariamente) que canta al
compás de su caja y del arco un antiguo himno. Estos elementos responden a los
que usaba el Inca del Perú.
Desde la Iglesia Catedral parten los ALFÉRECES (cofradía en la que se
organizaron los españoles). Sobre su traje de día, visten una banda sobre el
pecho y la espalda del hombro izquierdo al derecho, y portan una bandera tomada
en forma de globos como bandera arriada en tiempos de paz. Están presididos por
el Alférez Mayor (cargo electivo que se renueva todos los años) quién es
acompañado por 12 Apóstoles y 12 Aspirantes con sus correspondientes
estandartes.
A las 12 en punto se produce el
"Tinkunaco" o “Encuentro” de ambas procesiones frente a la Casa de
Gobierno. La imagen de San Nicolás, con todo el pueblo reunido, se arrodilla
tres veces frente al Niño Alcalde, reconociendo en él, al Señor, mientras los
AILLIS entonan sus cantos tradicionales.
Luego, el Niño Alcalde es llevado a la Catedral, donde permanece tres
días.
El día 3 de enero, frente a la Casa de Gobierno, San Nicolás despide al
Niño Alcalde, cuya imagen es devuelta al convento de San Francisco mientras que
la de San Nicolás retorna a la Iglesia Catedral, dedicada a San Nicolás de
Bari, patrono de la diócesis.
Un motivo más de atracción son las carreras a caballo que, como un
homenaje a San Nicolás, llevan a cabo los "Alféreces" en una de las
avenidas de la ciudad.
Este encuentro es un buen momento para disfrutar las bebidas clásicas:
Añapa y Aloja.
martes, 30 de julio de 2013
Leyenda de La Chaya
Leyenda de La Chaya
La tradición popular rescató a estos personajes y en
sus vcablos se demuestra el sentido de esta fiesta: Ch'aya (en quichua:
"Agua de Rocío") es símbolo de la perenne espera de la nube y de la
búsqueda ancestral del agua. (Algo que no abunda en La Rioja y es vital); y
"Pujllay", que significa: "jugar alegrarse", quién para
estos carnavales vive tres días, hasta que es enterrado hasta el próximo año
Fiestas y Encuentros
Fiesta del Tinkunaco o Encuentro, La Rioja, La Rioja
Una ceremonia rememorando la paz entre los Diaguitas y los españoles que ya lleva más de 300 años realizándose.
El Tinkunaco, voz quechua, que significa encuentro, fusión o mezcla, es la fiesta que se celebra en la ciudad de La Rioja entre el 31 de diciembre y el 3 de enero.
En esta fiesta, los riojanos reviven los acontecimientos sucedidos en la Pascua de 1593: cuando los diaguitas, agobiados por insufribles tratamientos impartidos por los españoles, no soportaron más su trato y resolvieron atacar la ciudad.
Las armas apostadas en el fuerte de Las Padercitas fueron insuficientes para resistir el ataque de más de 9000 pobladores originarios conducidos por 45 caciques de otros tantos poblados.
Según cuenta la historia, ante esta situación los españoles recurrieron a los oficios de San Francisco Solano, quién logró restablecer la paz yendo al encuentro de los aborígenes mientras tocaba su violín y, llevaba una imagen del niño Jesús. A partir de entonces, la imagen fue conocida como la imagen del Niño Alcalde.
Los padres Jesuitas tuvieron la ocurrencia de realizar una ceremonia religiosa que recordara estos hechos cada 31 de diciembre, a las 12 horas, día en que era costumbre cambiar las autoridades españolas del lugar.
El día 31, una procesión sale desde el templo de San Francisco de Asís integrada por los AILLIS (cofradía en que se organizaron los diaguitas), devotos del Niño Alcalde (Jesús Niño), que portan su imagen en la procesión.
Los AILLIS (voz quechua que significa triunfo, victoria) llevan una especie de escapulario que les cubre el pecho y parte de la espalda, adornado con dijes y espejitos y en la frente, una vincha de la que penden hacia atrás cintas coloradas.
Los preside el Inca (cargo renovado hereditariamente) que canta al compás de su caja y del arco un antiguo himno. Estos elementos responden a los que usaba el Inca del Perú.
Desde la Iglesia Catedral parten los ALFÉRECES (cofradía en la que se organizaron los españoles). Sobre su traje de día, visten una banda sobre el pecho y la espalda del hombro izquierdo al derecho, y portan una bandera tomada en forma de globos como bandera arriada en tiempos de paz. Están presididos por el Alférez Mayor (cargo electivo que se renueva todos los años) quién es acompañado por 12 Apóstoles y 12 Aspirantes con sus correspondientes estandartes.
A las 12 en punto se produce el "Tinkunaco" o “Encuentro” de ambas procesiones frente a la Casa de Gobierno. La imagen de San Nicolás, con todo el pueblo reunido, se arrodilla tres veces frente al Niño Alcalde, reconociendo en él, al Señor, mientras los AILLIS entonan sus cantos tradicionales.
Luego, el Niño Alcalde es llevado a la Catedral, donde permanece tres días.
El día 3 de enero, frente a la Casa de Gobierno, San Nicolás despide al Niño Alcalde, cuya imagen es devuelta al convento de San Francisco mientras que la de San Nicolás retorna a la Iglesia Catedral, dedicada a San Nicolás de Bari, patrono de la diócesis.
Un motivo más de atracción son las carreras a caballo que, como un homenaje a San Nicolás, llevan a cabo los "Alféreces" en una de las avenidas de la ciudad.
Este encuentro es un buen momento para disfrutar las bebidas clásicas: Añapa y Aloja.
Árbol leguminoso de América Latina, de madera resinosa y semilla comestible con la que se hace también una bebida embriagadora.
El Tinkunaco
Festividad histórica que deviene en hecho religioso y político, El Tinkunaco encuentra su razón de ser en el enfrentamiento ocurrido en 1593 entre los nativos y el renovado poder español que los oprimía. Según expresa la tradición, habrían sido los jesuitas quienes se propusieron rescatar en una ceremonia aquel acontecimiento de singular importancia para la provincia de La Rioja, dando origen al festivo Tinkunaco que, a partir de entonces, se repetiría cada 31 de diciembre (fecha en que los españoles renovaban autoridades) con alegría, colorido y las siguientes formalidades:
Una procesión sale de la Catedral con la imagen de San Nicolás, en representación de los Españoles; y otra sale de San Francisco llevando la imagen del Niño Dios Alcalde, en representación de los Diaguitas. Dos procesiones, saliendo de lugares distintos, pero dirigiéndose hacia un mismo lugar: la Casa de Gobierno. Allí se van a encontrar.
Cuando las dos procesiones se encuentran, todos, incluido el Santo, se arrodillan ante el Niño Jesús Alcalde. Se igualan, toman una misma actitud, para que haya fusión y puedan engendrar un hijo. Todos están contentos y aplauden. Todos se confunden en un abrazo. Diaguitas y Españoles han procreado, les ha nacido un hijo: el Pueblo Riojano.
Entonces, el Intendente entrega al Niño la llave de la ciudad en reconocimiento de su autoridad superior, para que luego, el 3 de enero, en la ceremonia que despide a las imágenes dando por concluida las fiestas, el Niño devuelva el gesto al Intendente entregándole una Biblia con el acompañamiento del rezo del pueblo "Según esta ley queremos ser gobernados